12/10/07

Barbarroja. Edward Rosset

Con la conquista del Reino de Granada y la expulsión de los moros de España por los Reyes Católicos no se dio fin a los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes. Las fronteras sencillamente se trasladaron de la tierra al mar, y los ejércitos de Alá se convirtieron en galeras de corsarios sedientos de sangre y venganza. Daba comienzo una guerra que duró ciento cincuenta años. Mientras en España, Cisneros preparaba una cruzada que llevaría a los ejércitos españoles hasta Jerusalén, en el norte de África, la figura de un antiguo galeote turco de barba rojiza se autoproclamaba Rey de Argel.

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