En la larga historia de la rivalidad anglo-francesa hay muy pocas batallas que compartan la fama de Azincourt. Momento estelar de la historia de Inglaterra, inmortalizado por Shakespeare en su Enrique V, Azincourt fue una victoria tan memorable que su fama persiste casi seiscientos años después. Ese 25 de octubre de 1415, los hombres de Enrique V, muy inferiores en número y en equipamiento, libraron una encarnizada lucha, en un terreno cenagoso e impracticable, que -gracias sobre todo a la pericia de sus arqueros y a la brillante estrategia del rey inglés- se saldó con una inesperada victoria contra los franceses, y una matanza en la que sucumbiría lo más granado de la nobleza francesa.
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