Santamaría, Pedro
ISBN: 978-84-15433-08-8
Editorial: Pàmies
Nº Edición: 1 Fecha de edición: 09-2012
Encuadernacion: Rústica
Tamaño: 23 x 15 cm. 320 páginas
Primera Guerra Púnica. Año 256 a.C. Después de casi diez años de guerra, Roma y Cartago se han desangrado mutuamente sin que ninguna consiga imponerse claramente. Marco Atilio Régulo, recién elegido cónsul, es enviado por el senado a África, al mando de la mayor flota jamás botada por Roma, con el fin de ir conquistando las ciudades que rodean Cartago, estrangular a la capital enemiga y poner fin al conflicto de una vez por todas. Los púnicos, con un ejército muy inferior al romano y conociendo el prestigio militar de Régulo, se ven obligados a ponerse en manos de Jantipo, un curtido mercenario espartano al que confiarán su futuro. Sin embargo, los despóticos gobernantes cartagineses, temiendo que una vez que se haga con el control del ejército, lo utilice para derrocarles, le encargan a Arishat, una bella cortesana, que vigile los pasos del espartano; pero ninguno de ellos está preparado para lo que les depara el destino.
ISBN: 978-84-15433-08-8
Editorial: Pàmies
Nº Edición: 1 Fecha de edición: 09-2012
Encuadernacion: Rústica
Tamaño: 23 x 15 cm. 320 páginas
Primera Guerra Púnica. Año 256 a.C. Después de casi diez años de guerra, Roma y Cartago se han desangrado mutuamente sin que ninguna consiga imponerse claramente. Marco Atilio Régulo, recién elegido cónsul, es enviado por el senado a África, al mando de la mayor flota jamás botada por Roma, con el fin de ir conquistando las ciudades que rodean Cartago, estrangular a la capital enemiga y poner fin al conflicto de una vez por todas. Los púnicos, con un ejército muy inferior al romano y conociendo el prestigio militar de Régulo, se ven obligados a ponerse en manos de Jantipo, un curtido mercenario espartano al que confiarán su futuro. Sin embargo, los despóticos gobernantes cartagineses, temiendo que una vez que se haga con el control del ejército, lo utilice para derrocarles, le encargan a Arishat, una bella cortesana, que vigile los pasos del espartano; pero ninguno de ellos está preparado para lo que les depara el destino.
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